El vestir un mundo sostenible conlleva, en primer lugar, vestir personalmente las ideas que el mundo necesita para ser sostenible, es decir, activar las neuronas para afrontar los retos que la cultura sostenible exige. Y, en segundo lugar, vestir el mundo de la forma sostenible, a través de una moda con valores humanos, ya que, de lo contrario, faltaría el elemento clave para que la moda pueda ser llamada moda sostenible.
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